domingo, 31 de diciembre de 2017

Gracias extraño.

Extraño platicar hasta largas horas de la noche sentados en la banqueta. Extraño que cantemos cursilerías en cada llamada telefónica a cualquier hora.

Extraño también poder hablarte de cualquier cosa; extraño escucharte, y extraño saber que cuento contigo.

Extraño que cada domingo tengas algo listo para mí, y lo lleves hasta mi casa. Extraño tus regalos y sorpresas en mi cumpleaños.

Extraño que nos acompañábamos a cualquier lugar. Extraño bailar contigo hasta canciones de cuna: en la calle, y en las fiestas, en cualquier parte.

Extraño reír a carcajadas sin que nada importara; extraño también nuestras bromas pesadas.

Extraño mirarte esperando en la puerta de mi casa cada inicio de año; extraño que me esperes con un dibujo tierno "para iniciar el año bien".

Extraño nuestro cariño inocente. Extraño el amor que poco a poco se volvió inexistente. 

Querido alguna vez:

Querido alguna vez:

Sé que te has sentido confundido, y que piensas que todo esto ha sido para mal; quiero decirte que es temporal —como todo— y que cualquier cambio que experimentes será para bien, aunque estés cansado de escucharlo.

La bruma es señal de progreso, de aventura, y de verdad tras la oscuridad. Honra lo que tienes, y trabaja duro por lo que quieres, y no dejes que tus anhelos te vuelen la cabeza.

No acabes con los que te rodean: no crees expectativas donde no las hay; no ruegues lo que no te corresponde; y no pidas lo que no has sido capaz de dar.

Cuídate y quiérete, pero no uses eso de pretexto para herir a alguien más. Ama y ríe en serio, más que en serie. Abraza todo lo que quieras, pero no poseas a nadie.

Disfruta hasta el último instante; celebra cuanto quieras, y no guardes más de la cuenta.

Escúchate. 

viernes, 22 de diciembre de 2017

Pérdida

Apenas puedo pensar en que algo me hace falta. Esta sensación de pérdida me consume el alma, y me brota las lágrimas más espesas.

No entiendo por qué, ni cómo, pero algo me falta. Mi alma está en vela, mi cuerpo ya no. Mi pecho se agita sin moverme, apenas casi al respirar. 

No somos nada. No fuimos algo. No sé quién eres, ni por qué ahora siento que quizá te estoy extrañando. 

Es coraje de nostalgia. Es tropiezo emocional. Me acabo de sentir incompleta, extraña, ajena a lo que dije que no quería. 

No hay explicación pero te siento tan sin mí. Te estoy buscando como me dije que no lo haría; ¿te estoy buscando?

Mil mensajes he dejado en mi pensamiento. Los guardo para cuando vengas. Los guardo para cuando dejé de sentir que te perdí. 

domingo, 19 de noviembre de 2017

Sentimientos en subasta.

No estamos dispuestos a errar. Ponemos muchas trabas a quienes intentan entrar.

Desconfiamos de las emociones; a veces somos asesinos de ilusiones.

El amor es vanidad;la sinceridad se ha vuelto caridad.

La compañía es un lujo, y los estragos del ayer la hacen desvariar. 

Lo mejor de las personas puede ser tan material, que las palabras bonitas ya son eso, y nada más. 

Inseguridad en lo que quieres, severidad en lo que hieres. 

Intenciones por mitad; pretenciones con maldad. 

Entregarse en corazón ya no basta, cusndo tienes frente a ti sus sentimientos en subasta.  

Mejillas de constelación

Un gusto peculiar por observar sus mejillas. Una idea singular sobre lo bello de sus pecas.

El sazón de su risa. El sabor de su voz. El color de su aliento. El dolor de su adiós.

Las tardes en sus brazos. Lo fuerte de sus abrazos. El mejor de los regalos. La peor decisión. 

Su adicción por las selfies. La repulsión por el amor. Su paciencia en la espera. El peor anfitrión. 

La forma de sus besos. Lo intenso de su ayer. Sus palabras precisas. Su inevitable reacción. 

Sus metas admirables. Su ego insaciable. Las mentiras que dijo; lo que no dije yo. 

Su voz en el teléfono. Nuestra vaga ilusión. 

Su tema de conversación. Mis mejillas de constelación. 



viernes, 17 de noviembre de 2017

Tanto.

Tenía tanto qué decirte, que las palabras se amontonaron en mi garganta, y ya no pudieron salir.

Tenía tanto qué escucharte, que ninguna llamada pudo compensar lo irremediable, y te marchaste.

Tenía tanto qué preguntarte, que apenas ordené mis interrogantes, y no supe por dónde empezar.

Tenía tanto qué responderte, que mis explicaciones fueron vagas, e insuficientes.

Tenía tanto qué enseñarte, que ni tiempo me dio de preguntarte si lo sabías, si creías que te gustaría.

Tenía tanto qué aprenderte, que te admiré de más, y me perdí entre tu encanto.

Tenía tanto qué pedirte, que me quedé con ganas de todo, y de ti.

Tenía tanto qué entregarte, que te ofrecí a manos llenas, y te empalagaste de mí.


domingo, 9 de julio de 2017

No lo hagas.

No me hagas ésto. No me obligues a ilusionarme con tu nombre en mis mensajes; no me hagas esperar una respuesta casi espontánea. 

No me hagas ésto. No me mires como antes, como cuando fuimos dos extraños queriendo encontrase; no me hagas recordar la vez que vimos a la lluvia desenmascararse. 

No me hagas ésto. No te alejes y me hagas extrañarte; no me invites a imaginarte en mis mejores momentos, y en el peor de los tormentos. 

No me hagas ésto. No te vayas como si nada, no regreses si no traes calma; no me obligues a pensarte de forma por demás voluntaria. 

No me hagas ésto. No me quieras a medias tintas, a medias veces; no utilices la distancia de pretexto, que no hay peor separación que la existente entre nuestros labios ahora mismo. 

No me hagas ésto. No te fijes en lo que escribo para ti; no leas entre líneas que en realidad lo que sucede es que me vuelvo loca por ti. 

domingo, 25 de junio de 2017

No eres tú, soy yo.

No eres tú, soy yo. Soy yo que me alejo, y me gusta volver de pronto. Soy yo que te tengo, y me gusta perderte un poco.

No eres tú, la incondicional; la que me escucha, la que me acompaña aún cuando estoy lucha. 

No eres tú, soy yo. Soy yo que me desquicio; soy yo, porque eso de huir se me ha vuelto ya un vicio.

No eres tú, la que insiste; la que existe aún cuando me enojo o cuando estoy triste.

No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero arriesgarme; soy yo, porque he aprendido a no a desgarrarme.

No eres tú, la que me quiere; la que me abraza y me defiende de aquel que me hiere.

No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero confiar; soy yo, porque todo lo que he hecho ha sido fallar.

No eres tú, soy yo. No eres tú la que quiero. Soy yo quien se va. 

sábado, 24 de junio de 2017

¿Te quedarías si te lo pido?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Permitirías que la sensación de complicidad te inunde de nuevo?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Irías armando una pieza musical con todo y nuestros errores?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Arriesgarías tu verdad por nuestras preguntas?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Serías inevitable en mis peores ratos?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Me dejarías ser en ti y en tus defectos?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Abrazarías nuestros miedos para hacerlos cuajar?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Tomarías mi mano sin tomarle importancia a nuestro "título"?

¿Te quedarías si te lo pido? ¿Soportarías tanto cariño para recibirlo de mí?

¿Te quedarías si te lo pido? Por favor, deja de huir.

Para ti.

No noté cuándo es que te fuiste. No noté a partir de qué momento tu interés comenzó a esparcirse.

Tuvimos un encuentro fugaz... Una forma bonita de mirarnos sin pensar. Esa noche los dos perdimos el suelo y el cielo; esa noche fuimos más y menos de lo que habíamos tenido. 

Terminamos en tragedia; supimos que lo nuestro no tendría otro final que el de una mala comedia. 

Compartimos la desgracia de nuestros cuerpos separados; te negaste a averiguar si el calor en mis brazos podría dejarte curado. 

Pensaste en mí. Pensaste en ti. Quizá no te gustó saberme tuya. Quizá no te importó ser el alma que me arrulla. 

Te tengo en mí. Me di cuenta tarde. Te fuiste ese día; te fuiste y no sabes que tengo un "te quiero" en la garganta. Un "te quiero" que todavía me arde. 

viernes, 14 de abril de 2017

Actual.

Cómo la vida pasa tan rápido que, sin darnos cuenta, en menos de un minuto ya nos equivocamos dos veces; o que quizá, nuestro enamoramiento sólo ha durado algunos meses.

Las decisiones son caminos y también tienen baches; las decisiones son también pruebas, y de igual forma pueden tener taches.

Las impresiones se terminan, y cuando menos piensas, también intimidan; el ego viene desenvuelto, y ni siquiera parecen notarlo, como si tuvieran el pensamiento todavía muy revuelto.

Inagotable es la existencia de etiquetas, pero inexistentes las insignias cuando al fin logras tu meta. Se escapan por el retrovisor los errores del pasado, y se nubla la vista, como si el desenfreno nos hubiera alcanzado.

La inmediatez de las respuestas es prioridad que viene envuelta; risas y halagos son medio para conseguir el objetivo, para terminar con alguien a quien hablabas en diminutivo.

No te quedes con las ganas; no esperes para reaccionar hasta que ya tengas unas cuantas canas. No mires a los demás por encima; mira tu realidad, que no es tan distinta a la mía.

jueves, 13 de abril de 2017

La calle de la humildad || La humildad de la calle

Llegué a la universidad sin ganas de escuchar, de conversar, o de anotar. Llegué a la universidad sin saber que iba a toparme con la más fiel muestra de la humildad. 

Perdía el tiempo en la fila del Pumabús, cuando de repente, en la banca estaba una figura amable, haciendo florecitas de metal a contraluz. 

Me acerqué con sigilo para no incomodar; pero poco a poco me comencé a acercar. "Qué lindas te quedan", le dije. Y con asombro asintió sonriendo. Es Brian, no Brayan, y mucho menos EL Brayan, me advierte. 

Brian salió de su casa a los 17, cuando estudiaba en la Vocacional núm. 7; empezó a ser roomie, y a mantenerse por sí mismo. Ahí fue donde conoció a su amigo (cuyo sobrenombre no recuerdo), quien le enseñó a trabajar el metal en las latas, y convertirlo en detalles sin igual.

Desde que terminó el bachillerato se ha dedicado a vender flores y detalles en las calles; ha estado caminando la ciudad, el país. Conoce Puebla, Querétaro, Nayarit, Oaxaca, Sonora, Guerrero, Veracruz, y Aguascalientes; el amor a "sus flores" le ha permitido viajar, comer, vivir, y aprender de la vida.

Se dedica a eso, y a recolectar la comida que "es un desperdicio" en las tiendas de autoservicio, y en los supermecados; "Siempre tiran comida que todavía sabe rico", agrega. ¿Para qué quiere una sola persona tanta comida? Para repartirla con quienes todavía no saben ganarse la vida; con quienes lo que han ganado es no encontrar la salida.

Niños y jóvenes agradecen su solidad; recompensan su acción al no tratarlo con maldad. Los separos lo han resguardado un par de veces; pero su libertad sin monedas de por medio ha sabido ser su mejor carta en el juego.

Vende flores, y vende pasión al quehacer diario; vende flores, y con ello miles de historias emarcadas pedazo a pedazo. Su mochila es la mejor pareja que ha tenido: su cobija, sus artículos de aseo personal, y su necesidad de nunca dejar de andar.

La arrogancia ha tocado a su puerta; la disonancia de que quienes no tienen valores sean los que vienen saliendo hasta de una escuela. Aprovecha el capitalismo propagado en las calles, y a sus creaciones deja las marcas de las latas, como un detalle.

La calle es su compañera, es lo que le ha servido de escalera sin perder el piso. La calle de la humildad le ha brindado algo más que en su hogar; la humildad de la calle es lo que él ha pretendido rescatar. 

Sábado 25 de marzo.

La mañana iba bien; empezó ajetreada, pero nada que no pudiera disfrutarse. No podría ir al festejo de mi mejor amigo, porque mi salud no era óptima; primera señal. Le llamé para disculparme, y quedamos de vernos en la tarde, para entregarle su regalo; ya que durante ocho años de amistad jamás le he comprado algo, y ya quería hacerlo.

Después ya no; no se pudo. Quedé de salir con otra persona que hace tiempo no veía; que francamente mucha falta me hacía. La cita estaba lista, y parecía que todo estaba perfecto, hasta e el cielo, nuestra vista.

Llegué con retardo, pues el Metro iba lento, había un imprevisto, y todo se había retrasado. Me esperó durante más de veinte minutos; el calor estaba arriba de nuestra cien, ya parecía hasta un insulto.

Decidimos comer pizza; exótica, extravagante y personal; todo combianaba con nuestras ganas de estar. Las horas se nos fueron comiendo, y sin darnos cuenta, de pronto ya estaba lloviendo.

De noche tendría una cita familiar, por lo que no podíamos esperar a que la lluvia decidiera cesar. Salimos del lugar, y caminamos a prisa; mi peinado y maquillaje ahora estaban sobre mis mejillas; tuve que doblar mi pantalón, y ponerme en cuclillas.

Caminamos entre charcos, y todo estaba disparatado. Por primera vez, coloqué mis pertenencias en la bolsa de mano; como si no supiera que hay que tomar precaución ante cualquier aprovechado. Un cruce de calle entre la lluvia y la segunda cita con retardo; un cruce de calle y mi celular estaba en manos de alguien con poco juicio que aprovechó que no tuve reguardo.

Sin maquillaje; sin festejo de amigo; sin cita familiar; sin celular, y ya casi sin ganas de confiar en la humanidad. Así ese sábado 25 de marzo.

Lejos de mis letras

Tengo la mala costumbre de creer que la gente es sincera como yo lo soy con ellos; tengo la mala costumbre de acostumbrarme a alguien con quien siento que me entiendo. 

Tan pronto te di mi confianza, la destruiste como si fuera un pedazo de papel; tan pronto me mostré cómoda contigo tuviste que echarlo a perder.

Teníamos charlas largas, de principio y sin final; teníamos risas constantes y encuentros involuntarios. Teníamos ganas de obtener nuestro propio afán que, pensé, era el mismo; pero no. 

Todo lo que hicimos atrapados en las letras, o en el sonido del auricular, queda perdido entre las noches y el azar; entre las ganas de no volver a conversar.

Te desapareciste como una moneda en el mar; te desapareciste como si tuvieras miedo de sentir de verdad. 

Tu decisión fue alejarte; y hoy te agradezco que te hayas ido, antes de que comenzara en serio a quererte.

lunes, 13 de marzo de 2017

Espacio en peligro de extinción.

Estamos propensos a la idea de que el espacio público nos pertenece; y sí. Pero esa pertenencia implica también un grado de responsabilidad que no hemos estado dispuestos a corresponder. 

Se vuelve "normal" el infligir en el espacio del otro; no sólo de forma física, sino también mental; transgedimos sus límites, y lo obligamos a volverse parte de los nuestros. 

Los espacios corrompidos por la violencia se han convertido en una atmósfera cotidiana: a la menor provocación, la respuesta será dirigida a ofender al otro, sin importar si es sujeto u objeto.

Los niveles de congruencia disminuyen, y se hace latente la impetuosa necesidad de acabar con el otro; el espíritu de competencia más que fortalecernos, nos está diluyendo. 

Es cotidiano ver cómo entre un alguien y otro existen agresiones; existe rencor, existe la amplia necesidad de sentirse superiores. La superficialidad está acabando con las bases de la civilidad, está dejando a nuestros espacios en peligro de extinción. 

jueves, 9 de marzo de 2017

De nuevo.

De nuevo no. Nunca he entendido por qué se empeña en darle negativa a todas mis propuestas. Nunca he comprendido en qué le afecta mi interés. 

De nuevo no. Quizá me equivoqué al admirarlo de primera; quizá me equivoqué al querer expresar todo de golpe. Quizá así es su personalidad, quizá estoy exagerando. 

De nuevo no. Desde el primer detalle supe que ya no estaba cómodo, por alguna razón. Desde que estuvo serio frente a mí entendí que no quería acercarse. 

De nuevo no. Porque no importan los esfuerzos que haga, ni los logros que pretenda en su inspiración; lo único que importa es que no hay más allá. No hay oportunidad. 

De nuevo no. Y mis intenciones se agotan. Me gusta la perseverancia, y me enseñaron a insistir; pero tampoco puedo continuar por un camino que sólo yo construí. 

lunes, 27 de febrero de 2017

Poesía.

La poesía también tiene sus baches. La poesía no puede ser siempre bondadosa. La poesía tiene ocio y tiene placer; tiene palabras frías, y otras hermosas.

Poesía es más que unos versos; es sentir que podemos comernos a besos. Poesía son tus pestañas en mi cuello; o tus manos en mi espalda intentando tocar el cielo.

La poesía no siempre habla de amores, a veces tiene que obligarnos a vencer temores. Poesía no es lo que escribo; poesía es hablar de rencores sin perder los estribos.

Poesía es lo que haces cuando me miras. Poesía es contar tus pestañas. Poesía es saber lo que escondes en las entrañas.

Poesía es complacer mi necesidad de ti. Poesía es mirar nuestras fotos, y poderte sentir. Poesía es lo que no supe hacer contigo; poesía es lo que me sale mal, y tú estás de testigo. 

Como yo.


domingo, 26 de febrero de 2017

Negrita.

Llegaste como llegan las malas noticias, pero fuiste todo lo contrario: de noche, sin previo aviso, y apenas con las ganas notorias de quedarte.

Al principio fuiste un habitante más de esta pequeña casa; luego, un momento especial de todos nuestros días; en la compañía inseparable de cualquier situación.

La dificultad es pensar en llegar de mañana, de noche, de madrugada, y no encontrarte ahí: saltando hasta mis muslos, para que te cargue, buscando una caricia muda sin dejarnos llegar siquiera.

Tu carácter tan enojón y a la vez tan sensible se volvió parte de nuestra forma de ser; te adueñaste de nuestras muestras de afecto, de nuestros apapachos, y también de nuestra desesperación por tus travesuras.

Tus juguetes regados por toda la casa, al principio, nuestros zapatos también; tus ladridos cuando quieres comer lo que nosotros, y el sonido raro que haces cuando tienes sueño... Todo eso has sido tú.

Te vas, pero no porque yo quiera; te vas porque necesito que estés bien, mejor. Te vas a un lugar donde alguien te quiera casi tanto como yo, donde puedas ser traviesa, donde también te dejarán dormir sobre su estómago si tienes miedo... Te vas, pero no por eso te dejaré de ver. Te lo prometo. 

domingo, 12 de febrero de 2017

Precipicio sentimental.

Lejos, como las nubes; y cerca, como tu recuerdo. Las memorias me atraviesan el alma, y me obligan a esperar; a mantener en mí la fe de continuar. 

No me interesa si regresas, o si sigo caminando en un andén lleno de asperezas. Quiero conservarte en lo vivido, en lo que a pocas personas he compartido. 

Te pienso, y se me revuelven las emociones; te pienso, y siento cómo me hacen eco las canciones. Terminas por envolverme en lo que tuvimos, pero a la vez me dejas fuera de éso que no fuimos. 

Te me olvidas a ratos, pero no logro sacarte de mis ilusiones, por más que trato. Precipicio sentimental en caída libre, eso eres cuando quiero; eso eres cuando existes.  

viernes, 3 de febrero de 2017

A ti que me lees:

A ti que me lees:

Gracias por venir a visitarnos, siempre es un gusto que nos acompañes; aunque, también contemplo la posibilidad de que hayas llegado a este lugar por accidente. No importa, ojalá te quedes. 

Te invito a que, si llegaste a éste, y ya has leído algún otro puñito de letras, me cuentes qué te ha parecido. Todo esto sale desde mi mente enredada, y mis vicios emocionales. 

Es un gusto contar con tu lectura. Buena noche. 

sábado, 14 de enero de 2017

Triunfando, AS ALWAYS.

El fracaso es subjetivo, inestable, y fugaz; es como un estado de ánimo, pues uno es quien decide cuándo acabar con él. El fracaso es ciclo y descanso; es una puerta cerrada, para continuar el camino, todavía disperso, hacia el objetivo. 

Un fracaso no es el fin; pero siempre se siente como si lo fuera. Hasta las mentes más optimistas se han doblegado ante él, aunque sea momentáneamente.

Lo cierto del fracaso es que debe ser impulso. Pero antes de eso, es impulsivo: te hace odiar, te lastima, te hace renegar hasta de ti. El fracaso es anestesia temporal para el pensamiento.

Lo más fácil es pensar en seguir adelante; lo difícil es decidirte a hacerlo pronto. La frustración es tal, que hay quienes piensan en abandonar, en cambiar de vereda. 

El fracaso sólo acaba contigo si tú lo permites. La vida es de tropiezos, por más romántico que eso suene; es por eso que hoy, puedo decirte que sigas tu camino, aun con la brújula descompuesta; triunfando, as always. 

viernes, 13 de enero de 2017

Soñé que volvías.

Soñé que volvías, contrario a lo que dice la gente. Soñé que por fin te decidías a hablarme de frente. 

Soñé que volvías, y era por voluntad tuya. Soñé que querías, por fin,  prolongar la historia que había quedado inconclusa. 

Soñé que volvías sin necesidad de darme explicaciones. Soñé que por fin dejábamos sin palabras a las tristes canciones. 

Soñé que volvías, y las telarañas mentales por fin se caían. Soñé que querías compartir de nuevo conmigo todas tus manías. 

Soñé que volvías, y venías a buscarme. Soñé que de tanta emoción, mi cuerpo podía desarmarse.

Soñé que volvías, y esta vez para quedarte. Soñé que ahora el cariño tan mutuo a nadie podía negársele. 

Soñé que volvías, y la sonrisa en mi rostro. Soñé que estarías conmigo este mes, y quizá también el otro. 

martes, 10 de enero de 2017

No es divertido

No es divertido si el tiempo nos duró tan poco, y quedamos varados a mitad de la banqueta. No es divertido si miro nuestras fotos y ya no estás, tampoco. 

No es divertido si recuerdo que “no es quesadilla si no lleva queso”. No es divertido si ahora somos un recuerdo, y sólo eso. 

No es divertido si me llamas y no respondes; no es divertido si me quieres, pero lo escondes. No es divertido pensar en lo que hicimos; no es divertido pensar en todo lo que destruimos.

No es divertido si te fuiste para siempre; no es divertido si te siento como fiebre. No es divertido si dejo saber de ti; si decides borrar tu memoria y jamás hablar de mí. 

No es divertido si ya no estarás para aguantar las burlas, y reírnos a sus espaldas. De nosotros mismos. No es divertido si ahora sólo somos un espejismo; si después de todo, ya nada volverá a ser mismo. 

«Atrapados en la red» [Sí, como la canción]

Me emociona pensarte en la distancia. Es absurdo, pero te siento real. Es como si de pronto las letras fueran palpables, y tu mirada en la pantalla estuviera sobre mi rostro. 

Me aburre dejarte a la imaginación; prefiero describir nuestro escenario intangible, para sentirte más cerca. Me dirijo a ti como si me escucharas, como si pudieras notar mis ganas. 

Estoy en consciencia de que un día te acabarás, pero por ahora no quiero que eso agote mis ansias. “Es aburrido si cuentas el tiempo, en lugar de disfrutarlo”, dicen.

No puedo ver tus gestos cuando me lees, pero me gusta idealizar tu rostro alegre al ver un mensaje mío. Me gusta pensar que también sientes la emoción que hay aquí.

A veces también me gusta creer que puedo ser destinatario de algunas de las palabras que se te escapan por ahí... Me gustaría tenerte de remitente, sólo para mí.

Tan rápido como respondes, late mi corazón aún hueco; pues bien dicen que las emociones son pasajeras en la red, pero los sentimientos perduran en el viaje de la vida.